(Hace días leí esto y me pareció tan real que llega a doler)
A veces, el mundo sonríe y todo parece ir bien. A veces, todo es más tranquilo por la tarde, y en las noches la luna sale resplandeciendo todo a su alrededor. A veces, el mundo no es más que el segundo que vivo día tras dia.
A veces sonrió por puro instinto, porque me gusta estar feliz. Y todo cambia de acuerdo al color con que se mire. Es que la realidad se ve tan distante y no me preocupa perseguirla, prefiero vivir entre las nubes.
A veces quisiera volver a ser quien no se preocupaba de nada, ni responsabilidades, ni cuestiones de la vida. A veces quisiera dejar de pensar para sonreír un poco más. A veces quisiera viajar y marcharme a algún lugar. A veces quisiera caminar sin pausa pero sin prisa.
Es que a veces… Solamente a veces la realidad se hace efímera y todo deja de tener sentido.
En esos instantes, soy realmente feliz.
A veces me pregunto el porqué de las cosas y termino sin respuesta. A veces me cuestiono los caminos que he tomado, el sendero por donde continúo andando y todo deja de tener sentido, pues creo que la vida misma ha dejado de tenerlo. A veces, solamente me tumbo a llorar.
A veces todo cae por su propio peso. El universo parece de verdad inmenso, y yo tan pequeña que por más que grite no se escuchará. A veces todo tiene más sentido de lo habitual, y me palpitan pensamientos de angustia, donde todo parece ir mal. Tantas veces el sol quema los sueños que aún me quedan, la luna desaparece y la noche es realmente oscura.
A veces el mundo se vuelve tan pequeño, y mi corazón un agujero donde ya no hay sentimientos pues todo me da igual. Es la monotonía, son los días y probablemente es la rutina. Quizás eres tú. Probablemente soy yo. O no somos ninguno de los dos.
Es que esas veces… Solamente esas veces la realidad se vuelve tangible y ya no quiero tocarla.
En esos momentos, no sé ni lo que soy.
Últimamente me cuestiono tantas cosas del mundo. Tantas cosas de mí vida, y a veces prefiero no pensar tanto. A veces todo va mal, otras tantas va bien, y otras ya nada está. Y yo en el medio de una vida que no se cómo vivirla. Es extraño, lo que creía un norte se ha vuelto sur, y he quedado de espaldas a lo que antes tenía a la vista. Vivo un día a día que escogí por capricho quizás, voy detrás de una vida que creo mía, más estoy segura que es de alguien más.
Camino intentando no pisar en falso y no caer, pero vivo en el suelo por tropiezos que no quisiera cometer. Ya no quiero tropezar.
Pero es así, la realidad a veces es tan pesada e insoportable que dan ganas de llorar. Y podría ser fuerte, ser un poco más valiente pero tengo tanto miedo. Le temo a su rutina, y a sus momentos de agonía. Le temo a ser quien nunca quise ser. Le temo a dejar de ser quien soy. Temo a seguir viviendo esta vida.
Es que esas veces… Solamente esas veces me derrumbo a llorar.
(1) José Manuel Briceño Guerrero, “el laberinto de los minotauros”.