BLOGGER TEMPLATES AND TWITTER BACKGROUNDS »

viernes, 19 de junio de 2009

A golpes con la Realidad..


“Lo único que nos hace soportable esta realidad
es la esperanza de poder cambiarla” (1)

(Hace días leí esto y me pareció tan real que llega a doler)

A veces, el mundo sonríe y todo parece ir bien. A veces, todo es más tranquilo por la tarde, y en las noches la luna sale resplandeciendo todo a su alrededor. A veces, el mundo no es más que el segundo que vivo día tras dia.

A veces sonrió por puro instinto, porque me gusta estar feliz. Y todo cambia de acuerdo al color con que se mire. Es que la realidad se ve tan distante y no me preocupa perseguirla, prefiero vivir entre las nubes.

A veces quisiera volver a ser quien no se preocupaba de nada, ni responsabilidades, ni cuestiones de la vida. A veces quisiera dejar de pensar para sonreír un poco más. A veces quisiera viajar y marcharme a algún lugar. A veces quisiera caminar sin pausa pero sin prisa.

Es que a veces… Solamente a veces la realidad se hace efímera y todo deja de tener sentido.
En esos instantes, soy realmente feliz.

A veces me pregunto el porqué de las cosas y termino sin respuesta. A veces me cuestiono los caminos que he tomado, el sendero por donde continúo andando y todo deja de tener sentido, pues creo que la vida misma ha dejado de tenerlo. A veces, solamente me tumbo a llorar.

A veces todo cae por su propio peso. El universo parece de verdad inmenso, y yo tan pequeña que por más que grite no se escuchará. A veces todo tiene más sentido de lo habitual, y me palpitan pensamientos de angustia, donde todo parece ir mal. Tantas veces el sol quema los sueños que aún me quedan, la luna desaparece y la noche es realmente oscura.

A veces el mundo se vuelve tan pequeño, y mi corazón un agujero donde ya no hay sentimientos pues todo me da igual. Es la monotonía, son los días y probablemente es la rutina. Quizás eres tú. Probablemente soy yo. O no somos ninguno de los dos.

Es que esas veces… Solamente esas veces la realidad se vuelve tangible y ya no quiero tocarla.
En esos momentos, no sé ni lo que soy.

Últimamente me cuestiono tantas cosas del mundo. Tantas cosas de vida, y a veces prefiero no pensar tanto. A veces todo va mal, otras tantas va bien, y otras ya nada está. Y yo en el medio de una vida que no se cómo vivirla. Es extraño, lo que creía un norte se ha vuelto sur, y he quedado de espaldas a lo que antes tenía a la vista. Vivo un día a día que escogí por capricho quizás, voy detrás de una vida que creo mía, más estoy segura que es de alguien más.

Camino intentando no pisar en falso y no caer, pero vivo en el suelo por tropiezos que no quisiera cometer. Ya no quiero tropezar.

Pero es así, la realidad a veces es tan pesada e insoportable que dan ganas de llorar. Y podría ser fuerte, ser un poco más valiente pero tengo tanto miedo. Le temo a su rutina, y a sus momentos de agonía. Le temo a ser quien nunca quise ser. Le temo a dejar de ser quien soy. Temo a seguir viviendo esta vida.

Es que esas veces… Solamente esas veces me derrumbo a llorar.


(1) José Manuel Briceño Guerrero, “el laberinto de los minotauros”.

lunes, 15 de junio de 2009

Pensamientos de medianoche


Sentado en el suelo con la cabeza entre las manos y las piernas cruzadas, mientras los pensamientos se revuelven los unos con los otros, y aparecen muchos caminos abriéndose ante mis ojos. Así es como me veo. Amor, dolor, ira, rabia, ternura, nostalgia, melancolía, soledad, libertad, tranquilidad, desasosiego...

Así es como lo siento, y son demasiadas emociones que no caben en un solo corazón ni un solo momento.
El trayecto para llegar hasta aquí no ha sido para nada fácil. Ha habido mucha tensión, mucha confusión, minutos de sueño como horas de pesadilla y un sinfín de sucesos que parecieran haberse desatado sin causa aparente. Ahora respiro profundo y siento que se apaga la música, que desconectan las luces y todo se sumerge en el más absoluto silencio y una infinita oscuridad.

Y yo que pensaba que no podía haber nada más oscuro que mi alma.

Ese es el ciclo de nuestro mundo, estar, vivir, amar, sufrir y morir, para recomenzar de nuevo una y otra vez. De eso se trata y no de algo más. Años de inestabilidad, cada uno de ellos pasando mientras buscaba el sentido de todo, mientras me esforzaba por entenderlo y no por actuar, por resolver, por continuar.

Ahora miro hacia atrás y no me queda más que repetirme lo tonto que he sido, ¡qué ingenuo! El tiempo se me escurría entre los dedos y simplemente lo miraba escapar, como quien deja caer las estrellas, sin hacer un mínimo esfuerzo por cambiarlo todo y volver a empezar.
Y la fuerza invisible que sostiene al universo entero tuvo que decidir por mí. Puso a prueba mi templanza, mi fuerza, incluso mi cordura. Luego, me quitó todo lo que tenía, dejó mis manos totalmente vacías. Y por si no fuera suficiente fue quitándome poco a poco a cada una de las personas en las confiaba ciegamente, dejándome pobre, solo y al borde del abismo. Todo eso fue necesario para abrirme los ojos, para desatar la venda con la que había vivido por tanto tiempo. Y ahora, que tomo las riendas de mi vida y me hago responsable por mis actos, por sus resultados buenos o malos, he sido yo quien he terminado de cortar la soga de la que me sujetaba y me he dejado caer, contando sólo con mi propia fe.

Puede parecer una locura, pero no me arrepiento de mi propia decisión.

Lo necesitaba, me hacía tanta falta como el aire para poder respirar. Y sabía que de no hacerlo llegaría tan lejos como me fuera posible, lo tendría todo menos lo que de verdad me hacía falta para vivir: el control absoluto de mi vida, la tranquilidad de mi conciencia, la libertad de pensar lo que quisiera. Eso fue lo que gané, y creo que no pude obtener mejor recompensa.


Sé que muchos no lo entenderán así (y es que el único que puede comprender sus razones es uno mismo), así como hay quien al leer estas letras sabrá de qué demonios estoy hablando, pero eso no es lo importante. Lo que de veras cuenta es que las herramientas han llegado a mi alcance una a una, mis sentidos han estado expectantes y bien alertas, a la espera de esa ansiada oportunidad. Y sin temor a equivocarme puedo decir que ya llegó, que ya está frente a mí, y toca decidir si la tomo o la dejo pasar. Porque nunca sabré si era la última, porque nunca sabré que puede pasar si no lo hago ahora, porque quizás en otro momento no tenga sentido.

No lo voy a negar, pues la transparencia de mis sentimientos es lo que me ha traído hasta aquí; siento un poco de miedo. Miedo a equivocarme, a dar un paso en la dirección errada y retroceder en lugar de avanzar. Pero es un riesgo que tengo que correr, así, a ciegas. Porque las consecuencias jamás serán lo suficiente adversas como para no haber hecho nada, y necesito darme muestras de que sigo vivo.

Ha llegado la hora.

=FNX=

miércoles, 3 de junio de 2009

La Profecía de los No Perdonados

La madrugada del 14 de Junio de 1745 se escucharon voces en lo alto de la montaña. Ya entre la gente de la aldea se corrían rumores de magia negra, de rituales con sangre y de sacrificios humanos en aquel lugar, por eso nadie acostumbraba a andar de noche por ahí.

El aprendiz de mago se paseaba nervioso de un lado a otro, mientras su viejo maestro, el Hierofante, meditaba tranquilamente. Era su futuro el que estaba en juego; de cuando en cuando miraba al anciano, que con una expresión de paz en el rostro mantenía los ojos cerrados y las manos elevadas hacia el cielo. Minutos atrás había comenzado su iniciación, la cual había estado esperando ansiosamente las últimas semanas, luego de caminar sin tregua y bajo el sol desde su lejana tierra natal hasta aquel sitio perdido entre la maleza.

-No quisiera interrumpirle, maestro, pero...

El Hierofante se limitó a levantar la mano derecha extendida en dirección al aprendiz, quien hizo silencio en el acto. A pesar de su rebeldía e impaciencia, respetaba y admiraba profundamente al viejo, y comprendía lo importante de obedecerle en aquel momento. Durante esa noche nublada no resplandecía la luz de luna, por lo que la oscuridad invadía todo alrededor de ellos. Pero de pronto, hubo suficiente claridad para ver lo que era necesario observar.

El viento comenzó a soplar más fuerte, arrastrando las hojas secas consigo, y las nubes comenzaron a moverse dando paso a las estrellas, brillando en todo su esplendor. El maestro terminó de hacer a un lado las hojas que quedaban, dejando al descubierto un pentáculo perfecto marcado en la piedra.

-Es el momento, hijo -le dijo al aprendiz-. Es la hora de tu profecía.

Sin vacilar, el joven mago tomó la daga plateada en su mano derecha e hizo un corte profundo en su muñeca izquierda. La sangre comenzó a brotar, y cayó gota a gota sobre el pentagrama. Los espíritus de la montaña se hicieron partícipes del encuentro, atraídos por la ofrenda de vida, y justo al oído del temeroso muchacho comenzaron a contarle su destino, uno del cual no habría forma de escapar:

Señales torcidas hallarás en tu camino como muestras extrañas de que tu futuro ya esta escrito. Escucharás las voces del infierno, sentirás su fuego, caerás en su red y te perderás en la mentira, consumido en la ilusión de lo perfecto; y tu dios castigará tus actos impuros encadenando tu espíritu a la prisión de los tormentos. Llorarás sin cesar, tu sangre inundará la tierra a tus pies, y las cadenas se tornarán parte de tu piel, mientras pides misericordia. Serás un demonio, un espectro viviente, hasta la luz te rechazará, convirtiendote para siempre en un marginado del amor.

El llanto se contenía a duras penas en el rostro del aprendiz, que no comprendía lo inmundo de su futuro.

-¡No entiendo, maestro! -gritó, cayendo de rodillas al suelo-. ¿Acaso para sufrir me he convertido en mago? ¿Acaso es el mío un camino imperfecto?

De la sangre caída sobre el pentagrama surgió una llave, reluciente como la plata. El Hierofante la tomó, mostrándola ante los ojos incrédulos del muchacho y luego la arrojó hacia el horizonte, tan lejos como no fue posible verla de nuevo.

-Esa llave es tu salvación, tu eres el Druida, el elegido -dijo el maestro-. En tu sufrimiento se purgarán las almas de los caídos, de los vencidos y los perdidos, y cuando encuentres la llave que abre los caminos de la luz, encontrarás el amor. A través de la magia, del poder de la sabiduría, de la introspección encontrarás las respuestas, y esas respuestas te llevarán justo frente a tu Otra Parte, a tu compañera, aquella en cuyo interior fue sepultada la llave de tu libertad.

El mago no fue capaz de entender. Había perdido mucha sangre, y se desmayó. Pero en su inconsciencia, alcanzó a escuchar las últimas palabras de los espíritus:

Eres el Druida, el monarca de los condenados, el último de los no perdonados… en tus ojos está escrita la verdad, en tus manos está la esperanza de tu tiempo.

-Así no lo parezca, el amor es el único camino -sentenció el Hierofante, antes de abandonar al aprendiz a su suerte, y emprender el camino de regreso al pueblo.

=FNX=